El Sermón de la Montaña

Contenido

Resumen NR:

Introducción

Biblia

Versión Reina Valera 1960 (RV 1960)

Versión Traducción Lenguaje Actual (TLA)

Versión Luther 1912 (LUT1912)

Gran Evangelio de Juan (GEJ):

Introducción

Puntos difíciles

Discurso alegórico

“Ojo derecho”

Wikipedia:

Introducción

Plan del sermón

Interpretación

 


RESUMEN NUEVA REVELACIÓN (NR)


 

1. Introducción

Estos son los puntos importantes del Sermón de la montaña interpretados a la luz de la Nueva Revelación dada a Jakob Lorber (NR).

(hfa)

Bendiciones

Para ser bendecido, bienaventurado, feliz o afortunado hay que considerar los siguientes puntos:

• Reconocer que eres pobre ante Dios.

• Tener esperanza que serás consolado después de haber pasado mucho sufrimiento, dolor, angustias, tribulación.

Estar consciente de lo siguiente:

• El esfuerzo sincero por ser pacífico trae como recompensa la posesión de la tierra completa.

• El hambre y sed de justicia será saciado en algún momento.

• Si te vuelves misericordioso, recibirás un trato misericordioso.

• Si purificas tu corazón, verás a Dios cara a cara.

• Si difundes paz serás llamado hijo de Dios.

• Si eres perseguido por vivir según la Voluntad de Dios, obtendrás el Reino de los cielos.

• Si te insultan, maltratan o calumnian por causa de Dios, ya puedes estar alegre y celebrar porque ya tienes preparado una recompensa.

La sal y la luz del mundo

• Tienes que llevar una vida abiertamente en Dios.

• La fe es como una luz que ilumina tus caminos.

• Esa luz no se debe tapar y debe ser abierta al mundo.

• Llevar una vida espiritual hace que condimente la vida de las otras personas como la sal en la comida.

• No diluyas tu vida espiritual con cosas del mundo.

• No permitas que ella se vuelva como una sal que deja de ser salada.

La ley divina

• Ten una comprensión real de las leyes divinas.

• Jesús las explica bien.

• La ley de Dios es invariable y jamás será invalidada, ni siquiera en lo más mínimo.

• Despreciar la ley de Dios trae mucha pérdida en la vida del hombre espiritual.

• Observar la ley de Dios hace crecer interiormente al hombre.

• Hay que estar más allá de solo llevar una vida religiosa.

La Mansedumbre

• Si permites tener enojo contra tu hermano, ya estás en un juicio divino.

• Si insultas a tu hermano, por ejemplo "idiota", ya estás ante el juzgado supremo.

• Pero si maldices a alguien, ya mereces que seas echado al fuego del infierno.

Reconciliación

• Reconcíliate con aquel que tiene algo en contra de ti y a quién le has hecho daño, para que puedas acercarte a Dios.

• Si debes algo a alguien, devuélvele cuando aún tengas tiempo, para que así te evites ir a juicio en donde ya no hay perdón.

Castidad

• No mires a tu prójimo con pensamientos lujuriosos, porque ensucia en el corazón.

• Un corazón sucio es un corazón adulterado.

• Adulterio es por lo tanto el pecado que hace sucio al corazón.

Consejo del "ojo derecho" y "mano derecha"

• Ojo derecho simboliza la visión que tenemos del mundo exterior; la mano derecha, las acciones en el mundo material.

• El ojo izquierdo es mirar en nuestro interior, y la mano izquierda, llevar una vida espiritual.

• Si mirar demasiado al mundo te va a atrapar y matar el espíritu, entonces es mejor que lo quites de tu vida y sepas poco de lo que es el mundo y actues poco en él.

• Un espíritu muerto, es muy duro volver a darle vida. Viene acompañado de mucho dolor y sufrimiento. Por eso es mejor ahorrarse la pena.

El matrimonio

El divorcio

Las promesas

La venganza

Amar a los enemigos

Dar

Jesús enseña a orar

El ayuno

La riqueza verdadera

El dinero

Las preocupaciones

No juzguen a los demás

Pedir, buscar y llamar

La entrada estrecha

El árbol y su fruto

¡Cuidado!

Dos clases de personas


BIBLIA


 

1. Versión Reina Valera 1960

Capítulo 5

1. Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

3. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

4. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

5. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

6. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

7. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

8. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

9. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

10. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

11. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

13. Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

14. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

17. No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

21. Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. 23. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24. deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. 26. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

27. Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

31. También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. 32. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

33. Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. 34. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35. ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. 37. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

38. Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40. y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 41. y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 42. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

43. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45. para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47. Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48. Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Capítulo 6

1. Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

2. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4. para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

5. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

7. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15. mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

16. Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18. para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

19. No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20. sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

22. La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23. pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?

24. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

25. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26. Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27. ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28. Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29. pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31. No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32. Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

34. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Capítulo 7

1. No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4. ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5. ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

6. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

7. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10. ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11. Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 12. Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

13. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14. porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

15. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17. Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20. Así que, por sus frutos los conoceréis.

21. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23. Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

24. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27. y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

28. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29. porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

 

2. Versión Traducción Lenguaje Actual

Capítulo 5.

Bendiciones

1. Cuando Jesús vio a tanta gente, subió a una montaña y se sentó. Los discípulos se le acercaron,

2. y él comenzó a enseñarles:

3. Dios bendice a los que confían totalmente en él, pues ellos forman parte de su reino.

4. Dios bendice a los que sufren, pues él los consolará.

5. Dios bendice a los humildes, pues ellos recibirán la tierra prometida.

6. Dios bendice a los que desean la justicia, pues él les cumplirá su deseo.

7. Dios bendice a los que son compasivos, pues él será compasivo con ellos.

8. Dios bendice a los que tienen un corazón puro, pues ellos verán a Dios.

9. Dios bendice a los que trabajan para que haya paz en el mundo, pues ellos serán llamados hijos de Dios.

10. Dios bendice a los que son maltratados por practicar la justicia, pues ellos forman parte de su reino.

11-12. Dios los bendecirá a ustedes cuando, por causa mía, la gente los maltrate y diga mentiras contra ustedes. ¡Alégrense! ¡Pónganse contentos! Porque van a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los profetas que vivieron antes que ustedes.

La sal y la luz del mundo

13. Ustedes son como la sal que se pone en el horno de barro para aumentar su calor. Si la sal pierde esa capacidad, ya no sirve para nada, sino para que la tiren a la calle y la gente la pisotee.

14. Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Son como una ciudad construida en la parte más alta de un cerro y que todos pueden ver.

15. Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa.

16. De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo.

La ley y los profetas

17. No crean que vine a quitar la ley ni a decir que la enseñanza de los profetas ya no vale. Al contrario: vine a darles su verdadero valor.

18. Yo les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni siquiera un punto o una coma se quitará de la ley, hasta que todo se cumpla.

19. Por eso, si alguien no obedece uno solo de los mandatos de Dios, aun el menos importante, será la persona menos importante en el reino de Dios. Lo mismo le sucederá al que enseñe a otros a desobedecer. Pero el que obedezca los mandamientos y enseñe a otros a obedecerlos, será muy importante en el reino de Dios.

20. Yo les aseguro que si ustedes no son más obedientes que los fariseos y los maestros de la Ley, nunca entrarán en el reino de Dios.

El enojo

21. Recuerden que hace mucho tiempo Moisés dijo: «No maten, pues si alguien mata a otro, será castigado».

22. Pero ahora yo les aseguro que cualquiera que se enoje con otro tendrá que ir a juicio. Cualquiera que insulte a otro será llevado a los tribunales. Y el que maldiga a otro será echado en el fuego del infierno.

23. Por eso, si llevas al altar del templo una ofrenda para Dios, y allí te acuerdas de que alguien está enojado contigo,

24. deja la ofrenda delante del altar, ve de inmediato a reconciliarte con esa persona, y después de eso regresa a presentar tu ofrenda a Dios.

25. Si alguien te acusa de haberle hecho algo malo, arregla el problema con esa persona antes de que te entregue al juez. Si no, el juez le ordenará a un policía que te lleve a la cárcel.

26. Te aseguro que no saldrás de allí sin que antes pagues hasta la última moneda que debas.

El matrimonio

27. Moisés también dijo: «No sean infieles en su matrimonio».

28. Pero ahora yo les aseguro que si un hombre mira a otra mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, ya fue infiel en su corazón.

29. Si lo que ves con tu ojo derecho te hace desobedecer a Dios, es mejor que te lo saques y lo tires lejos. Es preferible que pierdas una parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.

30. Si lo que haces con tu mano derecha te hace desobedecer, es mejor que te la cortes y la tires lejos. Es preferible que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo se vaya al infierno.

El divorcio

31. También hace mucho tiempo Moisés dijo: «Si alguno ya no quiere vivir casado con su mujer, déle un certificado de divorcio».

32. Pero ahora yo les digo que el hombre sólo puede divorciarse si su esposa tiene relaciones sexuales con otro hombre. Si se divorcia de su esposa por otra razón, la pone en peligro de cometer ese mismo pecado. Si esa mujer vuelve a casarse, tanto ella como su nuevo esposo serán culpables de adulterio.

Las promesas

33. En ese mismo tiempo, Moisés también enseñó: «No usen el nombre de Dios para prometer lo que no van a cumplir».

34. Pero ahora yo les digo a ustedes que, cuando prometan algo, no hagan ningún juramento. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios,

35. ni juren por la tierra, porque Dios gobierna sobre ella. Tampoco juren por Jerusalén, pues esta ciudad pertenece a Dios, el gran Rey.

36. Nunca juren por su vida, porque ustedes no son dueños de ella.

37. Si van a hacer algo digan que sí, y si no lo van a hacer digan que no. Todo lo que digan de más viene del diablo.

La venganza

38. Otra de las enseñanzas de Moisés fue ésta: «Si alguien le saca un ojo a otro, también a él se le sacará un ojo; si le rompe un diente, también a él se le romperá otro».

39. Pero ahora yo les digo: «No traten de vengarse de quien les hace daño. Si alguien les da una bofetada en la mejilla derecha, pídanle que les pegue también en la izquierda.

40. Si alguien los acusa ante un juez y quiere quitarles la camisa, denle también el abrigo.

41. Si un soldado los obliga a llevar una carga por un kilómetro, llévenla dos kilómetros.

42. A quien les pida algo, dénselo, y a quien les pida prestado, préstenle».

Amar a los enemigos

43. Ésta es otra orden que dio Moisés hace muchísimo tiempo: «Amen a su prójimo y odien a su enemigo».

44. Pero ahora yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los maltratan.

45. Así demostrarán que actúan como su Padre Dios, que está en el cielo. Él es quien hace que salga el sol sobre los buenos y sobre los malos. Él es quien manda la lluvia para el bien de los que lo obedecen y de los que no lo obedecen.

46. Si ustedes aman sólo a quienes los aman, Dios no los va a bendecir por eso. Recuerden que hasta los que cobran impuestos para Roma también aman a sus amigos.

47. Si saludan sólo a sus amigos, no hacen nada extraordinario. ¡Hasta los que no creen en Dios hacen eso!

48. Ustedes deben ser perfectos como Dios, su Padre que está en el cielo, es perfecto.

Capítulo 6.

Dar

1. Cuando ustedes hagan una buena acción, no lo anuncien por todos lados; de lo contrario, Dios su Padre no les dará ningún premio.

2. Si alguno de ustedes ayuda a los pobres, no se ponga a publicarlo en las sinagogas ni en los lugares por donde pasa la gente; eso lo hacen los hipócritas, que quieren que la gente los alabe. Les aseguro que ése es el único premio que ustedes recibirán.

3. Cuando alguno de ustedes ayude a los pobres, no se lo cuente a nadie.

4. Así esa ayuda se mantendrá en secreto, y Dios el Padre, que conoce ese secreto, les dará a ustedes su premio.

Jesús enseña a orar

5. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas. A ellos les encanta que la gente los vea orar. Por eso oran de pie en las sinagogas y en los lugares por donde pasa mucha gente. Pueden estar seguros de que no tendrán otra recompensa.

6. Cuando alguno de ustedes ore, hágalo a solas. Vaya a su cuarto, cierre la puerta y hable allí en secreto con Dios, su Padre, pues él da lo que se le pide en secreto.

7. Cuando ustedes oren, no usen muchas palabras, como hacen los que no conocen verdaderamente a Dios. Ellos creen que, porque hablan mucho, Dios les va a hacer más caso.

8. No los imiten, porque Dios, nuestro Padre, sabe lo que ustedes necesitan, aun antes de que se lo pidan.

9. Ustedes deben orar así: «Padre nuestro que estás en el cielo: Que todos reconozcan que tú eres el verdadero Dios.

10. Ven y sé nuestro único rey. Que todos los que viven en la tierra te obedezcan, como te obedecen los que están en el cielo.

11. Danos la comida que necesitamos hoy.

12. Perdona el mal que hacemos, así como nosotros perdonamos a los que nos hacen mal.

13. Y cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti, y líbranos del poder del diablo».

14. Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes.

15. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes.

El ayuno

16. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas. A ellos les gusta que la gente sepa que están ayunando. Les aseguro que ése será el único premio que ellos recibirán.

17. Cuando ustedes ayunen, péinense bien y lávense la cara,

18. para que la gente no se dé cuenta de que están ayunando. Sólo Dios, su Padre, quien conoce todos los secretos, sabrá que están ayunando y les dará su premio.

La riqueza verdadera

19. No traten de amontonar riquezas aquí en la tierra. Esas cosas se echan a perder o son destruidas por la polilla. Además, los ladrones pueden entrar y robarlas.

20. Es mejor que amontonen riquezas en el cielo. Allí nada se echa a perder ni la polilla lo destruye. Tampoco los ladrones pueden entrar y robar.

21. Recuerden que la verdadera riqueza consiste en obedecerme de todo corazón.

22-23. Los ojos son el reflejo de tu carácter. Así que, tu bondad o tu maldad se refleja en tu mirada.

El dinero

24. Ningún esclavo puede trabajar al mismo tiempo para dos amos, porque siempre obedecerá o amará a uno más que al otro. Del mismo modo, tampoco ustedes pueden servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas.

Las preocupaciones

25. No vivan pensando en qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a poner. La vida no consiste solamente en comer, ni Dios creó el cuerpo sólo para que lo vistan.

26. Miren los pajaritos que vuelan por el aire. Ellos no siembran ni cosechan, ni guardan semillas en graneros. Sin embargo, Dios, el Padre que está en el cielo, les da todo lo que necesitan. ¡Y ustedes son más importantes que ellos!

27. ¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más?

28. Aprendan de las flores que están en el campo. Ellas no trabajan para hacerse sus vestidos.

29. Sin embargo, les aseguro que ni el rey Salomón se vistió tan bien como ellas, aunque tuvo muchas riquezas.

30. Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco tiempo, ¿acaso no hará más por ustedes? ¡Veo que todavía no han aprendido a confiar en Dios!

31. Ya no se preocupen por lo que van a comer, o lo que van a beber, o por la ropa que se van a poner.

32. Sólo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes tienen como padre a Dios que está en el cielo, y él sabe lo que ustedes necesitan.

33. Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten.

34. Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día.

Capítulo 7.

No juzguen a los demás

1. No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes.

2. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás.

3. ¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama.

4. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: «Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo», si en tu ojo tienes una rama?

5. ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro.

6. No den a los perros las cosas que pertenecen a Dios, ni echen delante de los cerdos lo que para ustedes es más valioso. Los cerdos no sabrán apreciar su valor, y los perros pueden morderlos a ustedes.

Pedir, buscar y llamar

7. Pidan a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él los atenderá.

8. Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama, es atendido.

9. Nadie le da a su hijo una piedra, si él le pide pan.

10. Ni le da una serpiente, si le pide un pescado.

11. Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan.

12. Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque eso nos enseña la Biblia.

La entrada estrecha

13. Es muy fácil andar por el camino que lleva a la perdición, porque es un camino ancho. ¡Y mucha gente va por ese camino!

14. Pero es muy difícil andar por el camino que lleva a la vida, porque es un camino muy angosto. Por eso, son muy pocos los que lo encuentran.

El árbol y su fruto

15. ¡Cuídense de los profetas mentirosos, que dicen que hablan de parte de Dios! Se presentan ante ustedes tan inofensivos como una oveja, pero en realidad son tan peligrosos como un lobo feroz.

16. Ustedes los podrán reconocer, pues no hacen nada bueno. Son como las espinas, que sólo te hieren.

17-18. El árbol bueno sólo produce frutos buenos y el árbol malo sólo produce frutos malos.

19. El árbol que no da buenos frutos se corta y se quema.

20. Así que ustedes reconocerán a esos mentirosos por el mal que hacen.

¡Cuidado!

21. No todos los que dicen que yo soy su Señor y dueño entrarán en el reino de Dios. Eso no es suficiente; antes que nada deben obedecer los mandamientos de mi Padre, que está en el cielo.

22. Cuando llegue el día en que Dios juzgará a todo el mundo, muchos me dirán: «Señor y dueño nuestro, nosotros anunciamos de parte tuya el mensaje a otros. Y también usamos tu nombre para echar fuera demonios y para hacer milagros».

23. Pero yo les diré: ¡Apártense de mí, gente malvada! ¡Yo no tengo nada que ver con ustedes!

Dos clases de personas

24. El que escucha lo que yo enseño y hace lo que yo digo, es como una persona precavida que construyó su casa sobre piedra firme.

25. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Pero la casa no se cayó, porque estaba construida sobre piedra firme.

26. Pero el que escucha lo que yo enseño y no hace lo que yo digo es como una persona tonta que construyó su casa sobre la arena.

27. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Y la casa se cayó y quedó totalmente destruida.

28. Cuando Jesús terminó de hablar, todos los que escuchaban quedaron admirados de sus enseñanzas,

29. porque Jesús hablaba con toda autoridad, y no como los maestros de la Ley.

 

3. Versión Luther 1912

5. Kapitel.

1. Da er aber das Volk sah, ging er auf einen Berg und setzte sich; und seine Jünger traten zu ihm,

2. Und er tat seinen Mund auf, lehrte sie und sprach:

3. Selig sind, die da geistlich arm sind; denn das Himmelreich ist ihr.

4. Selig sind, die da Leid tragen; denn sie sollen getröstet werden.

5. Selig sind die Sanftmütigen; denn sie werden das Erdreich besitzen.

6. Selig sind, die da hungert und dürstet nach der Gerechtigkeit; denn sie sollen satt werden.

7. Selig sind die Barmherzigen; denn sie werden Barmherzigkeit erlangen.

8. Selig sind, die reines Herzens sind; denn sie werden Gott schauen.

9. Selig sind die Friedfertigen; denn sie werden Gottes Kinder heißen.

10. Selig sind, die um Gerechtigkeit willen verfolgt werden; denn das Himmelreich ist ihr.

11. Selig seid ihr, wenn euch die Menschen um meinetwillen schmähen und verfolgen und reden allerlei Übles gegen euch, so sie daran lügen.

12. Seid fröhlich und getrost; es wird euch im Himmel wohl belohnt werden. Denn also haben sie verfolgt die Propheten, die vor euch gewesen sind.

13. Ihr seid das Salz der Erde. Wo nun das Salz dumm wird, womit soll man's salzen? Es ist hinfort zu nichts nütze, denn das man es hinausschütte und lasse es die Leute zertreten.

14. Ihr seid das Licht der Welt. Es kann die Stadt, die auf einem Berge liegt, nicht verborgen sein.

15. Man zündet auch nicht ein Licht an und setzt es unter einen Scheffel, sondern auf einen Leuchter; so leuchtet es denn allen, die im Hause sind.

16. Also laßt euer Licht leuchten vor den Leuten, daß sie eure guten Werke sehen und euren Vater im Himmel preisen.

17. Ihr sollt nicht wähnen, daß ich gekommen bin, das Gesetz oder die Propheten aufzulösen; ich bin nicht gekommen, aufzulösen, sondern zu erfüllen.

18. Denn ich sage euch wahrlich: Bis daß Himmel und Erde zergehe, wird nicht zergehen der kleinste Buchstabe noch ein Tüttel vom Gesetz, bis daß es alles geschehe.

19. Wer nun eines von diesen kleinsten Geboten auflöst und lehrt die Leute also, der wird der Kleinste heißen im Himmelreich; wer es aber tut und lehrt, der wird groß heißen im Himmelreich.

20. Denn ich sage euch: Es sei denn eure Gerechtigkeit besser als der Schriftgelehrten und Pharisäer, so werdet ihr nicht in das Himmelreich kommen.

21. Ihr habt gehört, daß zu den Alten gesagt ist: “Du sollst nicht töten; wer aber tötet, der soll des Gerichts schuldig sein.”

22. Ich aber sage euch: Wer mit seinem Bruder zürnet, der ist des Gerichts schuldig; wer aber zu seinem Bruder sagt: Racha! der ist des Rats schuldig; wer aber sagt: Du Narr! der ist des höllischen Feuers schuldig.

23. Darum, wenn du deine Gabe auf dem Altar opferst und wirst allda eingedenk, daß dein Bruder etwas wider dich habe,

24. so laß allda vor dem Altar deine Gabe und gehe zuvor hin und versöhne dich mit deinem Bruder, und alsdann komm und opfere deine Gabe.

25. Sei willfährig deinem Widersacher bald, dieweil du noch bei ihm auf dem Wege bist, auf daß dich der Widersacher nicht dermaleinst überantworte dem Richter, und der Richter überantworte dich dem Diener, und wirst in den Kerker geworfen.

26. Ich sage dir wahrlich: Du wirst nicht von dannen herauskommen, bis du auch den letzten Heller bezahlest.

27. Ihr habt gehört, daß zu den Alten gesagt ist: “Du sollst nicht ehebrechen.”

28. Ich aber sage euch: Wer ein Weib ansieht, ihrer zu begehren, der hat schon mit ihr die Ehe gebrochen in seinem Herzen.

29. Ärgert dich aber dein rechtes Auge, so reiß es aus und wirf's von dir. Es ist dir besser, daß eins deiner Glieder verderbe, und nicht der ganze Leib in die Hölle geworfen werde.

30. ‘2532’ Ärgert dich deine rechte Hand, so haue sie ab und wirf sie von dir. Es ist dir besser, daß eins deiner Glieder verderbe, und nicht der ganze Leib in die Hölle geworfen werde.

31. Es ist auch gesagt: “Wer sich von seinem Weibe scheidet, der soll ihr geben einen Scheidebrief.”

32. Ich aber sage euch: Wer sich von seinem Weibe scheidet (es sei denn um Ehebruch), der macht, daß sie die Ehe bricht; und wer eine Abgeschiedene freit, der bricht die Ehe.

33. Ihr habt weiter gehört, daß zu den Alten gesagt ist: “Du sollst keinen falschen Eid tun und sollst Gott deinen Eid halten.”

34. Ich aber sage euch, daß ihr überhaupt nicht schwören sollt, weder bei dem Himmel, denn er ist Gottes Stuhl,

35. noch bei der Erde, denn sie ist seiner Füße Schemel, noch bei Jerusalem, denn sie ist des großen Königs Stadt.

36. Auch sollst du nicht bei deinem Haupt schwören, denn du vermagst nicht ein einziges Haar schwarz oder weiß zu machen.

37. Eure Rede aber sei: Ja, ja; nein, nein. Was darüber ist, das ist vom Übel.

38. Ihr habt gehört, daß da gesagt ist: “Auge um Auge, Zahn um Zahn.”

39. Ich aber sage euch, daß ihr nicht widerstreben sollt dem Übel; sondern, so dir jemand einen Streich gibt auf deinen rechten Backen, dem biete den andern auch dar.

40. Und so jemand mit dir rechten will und deinen Rock nehmen, dem laß auch den Mantel.

41. Und so dich jemand nötigt eine Meile, so gehe mit ihm zwei.

42. Gib dem, der dich bittet, und wende dich nicht von dem, der dir abborgen will.

43. Ihr habt gehört, daß gesagt ist: “Du sollst deinen Nächsten lieben und deinen Feind hassen.”

44. Ich aber sage euch: Liebet eure Feinde; segnet, die euch fluchen; tut wohl denen, die euch hassen; bittet für die, so euch beleidigen und verfolgen,

45. auf daß ihr Kinder seid eures Vater im Himmel; denn er läßt seine Sonne aufgehen über die Bösen und über die Guten und läßt regnen über Gerechte und Ungerechte.

46. Denn so ihr liebet, die euch lieben, was werdet ihr für Lohn haben? Tun nicht dasselbe auch die Zöllner?

47. Und so ihr euch nur zu euren Brüdern freundlich tut, was tut ihr Sonderliches? Tun nicht die Zöllner auch also?

48. Darum sollt ihr vollkommen sein, gleichwie euer Vater im Himmel vollkommen ist.

6. Kapitel.

1. Habt acht auf eure Almosen, daß ihr die nicht gebet vor den Leuten, daß ihr von ihnen gesehen werdet; ihr habt anders keinen Lohn bei eurem Vater im Himmel.

2. Wenn du Almosen gibst, sollst du nicht lassen vor dir posaunen, wie die Heuchler tun in den Schulen und auf den Gassen, auf daß sie von den Leuten gepriesen werden. Wahrlich ich sage euch: Sie haben ihren Lohn dahin.

3. Wenn du aber Almosen gibst, so laß deine linke Hand nicht wissen, was die rechte tut,

4. auf daß dein Almosen verborgen sei; und dein Vater, der in das Verborgene sieht, wird dir's vergelten öffentlich.

5. Und wenn du betest, sollst du nicht sein wie die Heuchler, die da gerne stehen und beten in den Schulen und an den Ecken auf den Gassen, auf daß sie von den Leuten gesehen werden. Wahrlich ich sage euch: Sie haben ihren Lohn dahin.

6. Wenn aber du betest, so gehe in dein Kämmerlein und schließ die Tür zu und bete zu deinem Vater im Verborgenen; und dein Vater, der in das Verborgene sieht, wird dir's vergelten öffentlich.

7. Und wenn ihr betet, sollt ihr nicht viel plappern wie die Heiden; denn sie meinen, sie werden erhört, wenn sie viel Worte machen.

8. Darum sollt ihr euch ihnen nicht gleichstellen. Euer Vater weiß, was ihr bedürfet, ehe ihr ihn bittet.

9. Darum sollt ihr also beten: Unser Vater in dem Himmel! Dein Name werde geheiligt.

10. Dein Reich komme. Dein Wille geschehe auf Erden wie im Himmel.

11. Unser täglich Brot gib uns heute.

12. Und vergib uns unsere Schuld, wie wir unseren Schuldigern vergeben.

13. Und führe uns nicht in Versuchung, sondern erlöse uns von dem Übel. Denn dein ist das Reich und die Kraft und die Herrlichkeit in Ewigkeit. Amen.

14. Denn so ihr den Menschen ihre Fehler vergebet, so wird euch euer himmlischer Vater auch vergeben,

15. Wo ihr aber den Menschen ihre Fehler nicht vergebet, so wird euch euer Vater eure Fehler auch nicht vergeben.

16. Wenn ihr fastet, sollt ihr nicht sauer sehen wie die Heuchler; denn sie verstellen ihr Angesicht, auf daß sie vor den Leuten scheinen mit ihrem Fasten. Wahrlich ich sage euch: Sie haben ihren Lohn dahin.

17. Wenn du aber fastest, so salbe dein Haupt und wasche dein Angesicht,

18. auf daß du nicht scheinest vor den Leuten mit deinem Fasten, sondern vor deinem Vater, welcher verborgen ist; und dein Vater, der in das Verborgene sieht, wird dir's vergelten öffentlich.

19. Ihr sollt euch nicht Schätze sammeln auf Erden, da sie die Motten und der Rost fressen und da die Diebe nachgraben und stehlen.

20. Sammelt euch aber Schätze im Himmel, da sie weder Motten noch Rost fressen und da die Diebe nicht nachgraben noch stehlen.

21. Denn wo euer Schatz ist, da ist auch euer Herz.

22. Das Auge ist des Leibes Licht. Wenn dein Auge einfältig ist, so wird dein ganzer Leib licht sein;

23. ist aber dein Auge ein Schalk, so wird dein ganzer Leib finster sein. Wenn nun das Licht, das in dir ist, Finsternis ist, wie groß wird dann die Finsternis sein!

24. Niemand kann zwei Herren dienen: entweder er wird den einen hassen und den andern lieben, oder er wird dem einen anhangen und den andern verachten. Ihr könnt nicht Gott dienen und dem Mammon.

25. Darum sage ich euch: Sorget nicht für euer Leben, was ihr essen und trinken werdet, auch nicht für euren Leib, was ihr anziehen werdet. Ist nicht das Leben mehr denn Speise? und der Leib mehr denn die Kleidung?

26. Sehet die Vögel unter dem Himmel an: sie säen nicht, sie ernten nicht, sie sammeln nicht in die Scheunen; und euer himmlischer Vater nährt sie doch. Seid ihr denn nicht viel mehr denn sie?

27. Wer ist aber unter euch, der seiner Länge eine Elle zusetzen möge, ob er gleich darum sorget?

28. Und warum sorget ihr für die Kleidung? Schaut die Lilien auf dem Felde, wie sie wachsen: sie arbeiten nicht, auch spinnen sie nicht.

29. Ich sage euch, daß auch Salomo in aller seiner Herrlichkeit nicht bekleidet gewesen ist wie derselben eins.

30. So denn Gott das Gras auf dem Felde also kleidet, das doch heute steht und morgen in den Ofen geworfen wird: sollte er das nicht viel mehr euch tun, o ihr Kleingläubigen?

31. Darum sollt ihr nicht sorgen und sagen: Was werden wir essen, was werden wir trinken, womit werden wir uns kleiden?

32. Nach solchem allem trachten die Heiden. Denn euer himmlischer Vater weiß, daß ihr des alles bedürfet.

33. Trachtet am ersten nach dem Reich Gottes und nach seiner Gerechtigkeit, so wird euch solches alles zufallen.

34. Darum sorgt nicht für den andern Morgen; denn der morgende Tag wird für das Seine sorgen. Es ist genug, daß ein jeglicher Tag seine eigene Plage habe.

7. Kapitel.

1. Richtet nicht, auf daß ihr nicht gerichtet werdet.

2. Denn mit welcherlei Gericht ihr richtet, werdet ihr gerichtet werden; und mit welcherlei Maß ihr messet, wird euch gemessen werden.

3. Was siehst du aber den Splitter in deines Bruders Auge, und wirst nicht gewahr des Balkens in deinem Auge?

4. Oder wie darfst du sagen zu deinem Bruder: Halt, ich will dir den Splitter aus deinem Auge ziehen, und siehe, ein Balken ist in deinem Auge?

5. Du Heuchler, zieh am ersten den Balken aus deinem Auge; darnach siehe zu, wie du den Splitter aus deines Bruders Auge ziehst!

6. Ihr sollt das Heiligtum nicht den Hunden geben, und eure Perlen nicht vor die Säue werfen, auf daß sie dieselben nicht zertreten mit ihren Füßen und sich wenden und euch zerreißen.

7. Bittet, so wird euch gegeben; suchet, so werdet ihr finden; klopfet an, so wird euch aufgetan.

8. Denn wer da bittet, der empfängt; und wer da sucht, der findet; und wer da anklopft, dem wird aufgetan.

9. Welcher ist unter euch Menschen, so ihn sein Sohn bittet ums Brot, der ihm einen Stein biete?

10. oder, so er ihn bittet um einen Fisch, der ihm eine Schlange biete?

11. So denn ihr, die ihr doch arg seid, könnt dennoch euren Kindern gute Gaben geben, wie viel mehr wird euer Vater im Himmel Gutes geben denen, die ihn bitten!

12. Alles nun, was ihr wollt, daß euch die Leute tun sollen, das tut ihr ihnen auch. Das ist das Gesetz und die Propheten.

13. Gehet ein durch die enge Pforte. Denn die Pforte ist weit, und der Weg ist breit, der zur Verdammnis abführt; und ihrer sind viele, die darauf wandeln.

14. Und die Pforte ist eng, und der Weg ist schmal, der zum Leben führt; und wenige sind ihrer, die ihn finden.

15. Seht euch vor vor den falschen Propheten, die in Schafskleidern zu euch kommen, inwendig aber sind sie reißende Wölfe.

16. An ihren Früchten sollt ihr sie erkennen. Kann man auch Trauben lesen von den Dornen oder Feigen von den Disteln?

17. Also ein jeglicher guter Baum bringt gute Früchte; aber ein fauler Baum bringt arge Früchte.

18. Ein guter Baum kann nicht arge Früchte bringen, und ein fauler Baum kann nicht gute Früchte bringen.

19. Ein jeglicher Baum, der nicht gute Früchte bringt, wird abgehauen und ins Feuer geworfen.

20. Darum an ihren Früchten sollt ihr sie erkennen.

21. Es werden nicht alle, die zu mir sagen: HERR, HERR! ins Himmelreich kommen, sondern die den Willen tun meines Vaters im Himmel.

22. Es werden viele zu mir sagen an jenem Tage: HERR, HERR! haben wir nicht in deinem Namen geweissagt, haben wir nicht in deinem Namen Teufel ausgetrieben, und haben wir nicht in deinem Namen viele Taten getan?

23. Dann werde ich ihnen bekennen: Ich habe euch noch nie erkannt; weichet alle von mir, ihr Übeltäter!

24. Darum, wer diese meine Rede hört und tut sie, den vergleiche ich einem klugen Mann, der sein Haus auf einen Felsen baute.

25. Da nun ein Platzregen fiel und ein Gewässer kam und wehten die Winde und stießen an das Haus, fiel es doch nicht; denn es war auf einen Felsen gegründet.

26. Und wer diese meine Rede hört und tut sie nicht, der ist einem törichten Manne gleich, der sein Haus auf den Sand baute.

27. Da nun ein Platzregen fiel und kam ein Gewässer und wehten die Winde und stießen an das Haus, da fiel es und tat einen großen Fall.

28. Und es begab sich, da Jesus diese Rede vollendet hatte, entsetzte sich das Volk über seine Lehre.

29. Denn er predigte gewaltig und nicht wie die Schriftgelehrten.

 


GRAN EVANGELIO DE JUAN (GEJ)


 

1. Introducción

El Sermón de la montaña fue un prédica del Señor Jesucristo proclamada sobre el monte Garizín (Grīsīm en hebreo) y ampliamente conocida a través del Evangelio de Mateo. Según se relata en el Gran Evangelio de Juan, el Señor anunció que depués del medio día anunciaría la salvación (GEJ01.37.4) desde el monte Garizín. Jesús enconmendó la tarea de escribir la prédica al escribano galileo y de rápida escritura llamado Mateo quien ya había anotado algo sobre la infancia de Jesús (GEJ01.37.5).

 

2. Puntos del sermón de la Montaña difíciles para hombres racionales.
GEJ01.42

1. En seguida el sumo sacerdote se dirigió a Natanael: «Por consejo del Maestro me dirijo casualmente a ti. ¡Explícame, por favor, al menos aquel punto más duro de la Doctrina de vuestro Maestro! Pero te ruego, que me digas palabras claras y puras. ¡Háblame, pues!».

2. «¿Es posible que vuestra mente sea tan retorcida que no podéis comprender el verdadero sentido de una Doctrina tan claramente expuesta?», le preguntó Natanael. «¿Acaso no anunciaron casi todos los profetas que Cristo hablaría únicamente en parábolas y que fuera de las parábolas no hablaría con los hombres?».

3. El sumo sacerdote reconoció: «En esto tienes toda la razón, así está escrito».

4. «Pues bien; si como doctor de la ley lo sabes, ¿cómo puedes calificar al Señor de insensato si Él habla en parábolas, conforme a la Escritura? Más te vale pedir al Señor alguna luz para tu comprensión. ¿Cómo puedes tildar de tonto al Señor si tú mismo eres quien no comprende sus parábolas a causa de tu ignorancia en tales cosas divinas?

5. Mira, las cosas de la naturaleza tienen su orden y sólo pueden existir en este orden suyo peculiar. De la misma manera también las cosas espirituales tienen su orden extremadamente particular y, fuera de este orden suyo, no pueden existir ni ser pensadas ni pronunciadas. Pero entre ambas existe una correspondencia exacta, la cual, desde luego, el Señor conoce mejor que nosotros.

6. Cuando el Señor nos transmite cosas puramente espirituales a nosotros que todavía nos encontramos en el orden rígido de la naturaleza, ¿cómo lo va a hacer si no es mediante imágenes alegóricas? Para llegar a su comprensión tenemos que intentar despertar nuestro espíritu, cumpliendo las leyes divinas. Solamente en este estado despierto se nos irá aclarando lo que el Señor nos ha transmitido y revelado mediante tales imágenes alegóricas. Lo que demuestra que su Palabra divina se distinguirá eternamente de la palabra humana.

7. Pero ahora presta atención: Lo que en la naturaleza es el ojo para el hombre, en el espíritu lo es la facultad de ver las cosas divinas y celestiales, que son las únicas que agradan al ser espiritual y favorecen su eterna existencia sumamente bienaventurada.

8. Conforme el Orden divino, el espíritu tiene que pasar necesariamente durante cierto tiempo por la materia de la carne de este mundo para que en ella, en toda libertad y con casi entera independencia de Dios, adquiera una gran firmeza, sin la cual jamás podría ver a Dios y menos aún subsistir en Él o fuera de Él. Pero si el espíritu madura precisamente dentro de la materia de la carne para volverse firme en ella, entonces es inevitable que, en su libertad e independencia de Dios, esté expuesto al mismo tiempo al peligro que la materia absorbe, con lo que al fin tendría que morir junto con ella, muerte desde la cual una resurrección a la Vida en Dios es extremadamente difícil y penosa.

Es entonces cuando el Señor dice al hombre espiritual, y en modo alguno al carnal: “¡Si te perturba un ojo, arráncalo y tíralo lejos de ti, porque vale más ir a los Cielos con un ojo que con los dos al infierno!”. Es decir: Si la luz del mundo te seduce demasiado, esfuérzate para apartarte de ella que sólo te arrastraría a la muerte de la materia. Prívate de los placeres insustanciales de la contemplación del mundo y dedícate con tu alma a las cosas puramente celestiales. Porque te conviene más entrar en el Reino de la Vida eterna sin sabiduría mundana alguna, que, por deficiente formación espiritual, ir con excesiva sabiduría mundana por el camino de la muerte de toda materia.

9. El Señor, hablando de dos ojos, dos manos y dos pies, no se refería al cuerpo sino a la capacidad doble de la visión, de la actividad y del progreso del espíritu. El Señor no advierte a la carne, que no tiene vida, sino al espíritu, para que se aparte del mundo en cuanto se dé cuenta de que este le atrae demasiado.

10. Es preciso que el espíritu conozca el mundo y que llegue a tener una cierta sabiduría mundana, pero ¡no debe encontrar placer en él! En cuanto se dé cuenta que el mundo empieza a atraerle, que se aparte de él inmediatamente porque ya le está amenazado el peligro. Pues mira, este rechazo necesario está indicado en la parábola como arrancarse un ojo; y El que nos las dice tan acertadas debe ser muy versado en todas las relaciones espirituales y materiales del hombre. Según mi convicción ello sólo puede ser posible para aquel que creó todo, lo espiritual y lo material, que existe por su Fuerza, Amor y Sabiduría. Supongo que me habrás comprendido y que ahora reconoces lo groseramente que has pecado contra El que tiene en sus manos tanto tu vida como la nuestra».

 

3. Sobre el discurso alegórico del Señor.
GEJ01.43

1. Con estas palabras el sumo sacerdote quedó bastante asombrado y muchos otros con él.

Y después de un momento dijo: «Ahora, desde luego, lo comprendo bien. Pero ¿por qué el Señor no habló desde el principio de forma tan comprensible como lo has hecho tú? Entonces seguramente no habría pecado contra Él».

2. «Si esta pregunta me la hubiese hecho un niño de siete años», le criticó Natanael, «entonces no me habría sorprendido; sin embargo, tú eres uno de los más sabios de esta ciudad.

3. Igual aún harás al Señor la sabia pregunta de por qué Él depositó en la simiente la facultad de desarrollar y formar el árbol con todos sus minuciosos detalles... ¿No habría sido mejor que Él dejara caer desde el aire todos los frutos maduros en las manos de los hombres? ¿Por qué esta evolución prolongada desde la simiente al árbol y después aún, tanto esperar el fruto maduro? ¿Ves lo insensato que eres todavía?

4. La Palabra y la Doctrina del Señor son como todas sus obras. Él nos da su Doctrina encerrada en semillas y nosotros tenemos que sembrarlas en la tierra de nuestro espíritu que es el amor. Allí la semilla germinará y será un verdadero árbol de la ciencia de Dios y de nosotros mismos y, en su tiempo justo, de este árbol recogeremos frutos bien maduros para la Vida eterna.

5. ¡Pero lo principal es el amor, sin el cual no se desarrolla ningún fruto del espíritu! Prueba a sembrar trigo en el aire y comprueba si germina y da su fruto. Sin embargo, si el grano del trigo lo pones en tierra fértil, allí crecerá y te traerá múltiple fruto. El verdadero amor es la mejor tierra para el grano de trigo espiritual que obtenemos por la boca del Señor.

6. Por esta razón, ante todos vosotros, el Señor abolió la dura ley mosaica del castigo para que pronto podáis ser más ricos de tierra fértil en vuestros corazones. Quien ejerce la justicia punitiva, en general tiene poco amor o carece totalmente de él; en tal caso la simiente de la Palabra divina tiene poca esperanza de prosperar. Aquel que recibe el castigo, ya se encuentra de todos modos en el juicio donde no existe el amor porque el juicio es la muerte del amor.

7. Por esta razón vale más que no os fijéis en seguida en los defectos del prójimo y que seáis más indulgentes y pacientes con él. Y si en su flaqueza pide algo de vosotros, no se lo neguéis, para que el amor aumente en vosotros y felizmente también en vuestro hermano indigente. Una vez que haya amor en abundancia en vosotros y en vuestros hermanos, la simiente divina prosperará bien y el débil, os mirará en su prosperidad posterior con buenos ojos, recompensándoos en abundancia por lo que hicisteis por él en su flaqueza.

8. Pero si sois mezquinos y duros contra vuestros hermanos débiles, jamás llegaréis a obtener un fruto divino dentro de vosotros; por el contrario, el juicio del débil finalmente también os arrojará a la desgracia.

9. El Señor os dijo: “¡A aquel que te pide la túnica, dale también tu manto!”.

Con estas palabras os quería decir que los que sois ricos, debéis tener las manos abiertas cuando los pobres vienen a vosotros. De esta manera, pronto llegaréis a tener mucha tierra fértil en vuestros corazones, lo que os traerá una inmensa felicidad, y los pobres os bendecirán verdaderamente, porque de vuestros corazones recibirán, en la práctica, la predicación del verdadero Evangelio divino. Sin embargo, si dais y calculáis con escasez, independientemente del importe que deis, no serviréis ni a vosotros mismos ni a vuestros hermanos, por lo cual aquellos jamás os servirán de apoyo».

 

4. Explicación de los términos “ojo derecho” y “mano izquierda”.
GEJ01.44

1. El sumo sacerdote había escuchado esta explicación con mucho interés y asintió: «Está todo muy claro y creo comprenderlo bastante bien, sin embargo, tengo que hacer aún una observación más: El Señor habló únicamente de arrancarse el ojo derecho y de cortarse la mano derecha. Yo sin embargo, en mi empeño, exageré algo, hablando de manos y pies. Y resulta que también me has explicado la correspondencia de cortarse los pies. Tú, entre tanto, me has dicho que las correspondencias alegóricas existen solamente en la Palabra del Señor que habla al espíritu del hombre. ¿Cómo es que también encontraste una correspondencia en lo que añadí?».

2. «¡Estás equivocado! El Señor también habló del pie derecho. Sólo que hizo una señal a los escribanos para que excluyeran eso del pie, porque los que ya tienen su visión interior dirigida al Cielo ya no necesitan deshacerse del pie derecho, pues se han desprendido del brazo derecho, o sea, de la mano derecha que corresponde a toda tendencia a una actividad puramente mundana. Pues, conforme a la Voluntad de Dios, ya activaron su voluntad amorosa que corresponde a la mano del brazo izquierdo que viene del corazón. Una vez que el ojo se encuentre en la verdadera Luz, y la mano, es decir, la voluntad, en la actividad virtuosa, entonces ya se ha iniciado el progreso en las regiones de la Vida eterna; con lo cual el pie derecho, que representa el progreso mundano, se ha desprendido por sí mismo y cualquier esfuerzo suplementario sería vano.

3. Vosotros, samaritanos, podéis empezar perfectamente con el pie, aunque vuestra visión esté ya dirigida hacia lo divino y vuestras manos ejecuten actividades justas, pues vuestro impulso de progreso, lo que es vuestro pie, está todavía demasiado orientado hacia el mundo material. Pues estáis esperando del Mesías algo muy diferente de lo que, según la predicción de los profetas, debierais esperar de Él. Y esto, en términos espirituales, es vuestro pie derecho que aún debéis cortaros para poder dirigiros al camino verdadero hacia el Reino de Dios. El Señor sólo mencionó el pie derecho por vosotros, impidiendo que se anotara, porque sus adeptos posteriores sabrán bien en qué consiste el Reino de Dios y qué tendrán que hacer para llegar a Él. ¿Tienes aún algo que responder?».

4. «Dentro de lo que cabe en mi comprensión está todo claro», dijo el sumo sacerdote pensativo. «Pero aun así tengo que reconocer que vuestra doctrina, como está presentada, es dura y difícil de comprender y veréis que muchos se escandalizarán con ella.

5. No os quiero presagiar males, sin embargo, os he de decir que con los orgullosos judíos no tendréis el éxito que ahora tuvisteis con nosotros, todavía algo ignorantes. Ellos exigirán milagros y, tal vez, aún os perseguirán por los mismos milagros.

6. Nosotros ahora os creemos, no por los milagros, sino puramente por la doctrina y por habérnosla explicado tan bien.

¡Quedaos con nosotros, porque con los griegos y los judíos altivos poco éxito tendréis!».

 


WIKIPEDIA


 

1. Introducción

El Sermón del monte o de la montaña fue, de acuerdo con el Evangelio de Mateo, una prédica ofrecida por Jesús de Nazaret a sus discípulos y a una gran multitud (Mt 5, 1; 7, 28). La tradición dice que la alocución se desarrolló en la ladera de una montaña (de ahí su nombre). Algunos cristianos contemporáneos creen que se trata del Monte de las Bienaventuranzas, una elevación al norte del Mar de Galilea, cerca de Capernaúm.

Probablemente, su porción más conocida es la de las Bienaventuranzas, que se encuentran al inicio. También contiene el Padre nuestro, así como la versión de Jesús de la Regla de oro. Otros versículos citan a menudo la referencia de «sal de la tierra», «luz del mundo» y otras.

El Sermón del monte puede ser considerado como similar al más sucinto Sermón de la llanura, que se menciona en el Evangelio de Lucas (Lc 6, 17–49). Algunos comentaristas creen que puede tratarse de versiones distintas del mismo texto, mientras que otros dicen que Jesús predicaba frecuentemente temas similares en diferentes lugares. En tercer lugar, hay quienes creen que ninguno de los sermones realmente existió, sino que ambos son compilaciones de las primeras enseñanzas de Jesús tal como se muestran en Mateo y Lucas.

Para muchos, el Sermón del monte contiene las disciplinas principales del cristianismo y es considerado como tal por muchos pensadores morales y religiosos como Tolstói y Gandhi. El erudito del Nuevo Testamento, Burnett Hillman Streeter, profesor de la Universidad de Oxford, estableció ya en la década de 1930 que «la enseñanza moral de Buda tienen ciertas similitudes notables con el Sermón de la Montaña».

 

2. Plan del sermón

El Sermón del Monte comprende las siguientes secciones:

Capítulo 5

• Narrativa introductoria

Una multitud seguía a Jesús, y al verla él subió a un monte y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y él tomó la palabra y les enseñaba diciendo:

• Bienaventuranzas

• «Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos» (Mateo 5, 3).

• «Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra» (Mateo 5, 4).

• «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados» (Mateo 5, 5).

• «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5, 6).

• «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5, 7).

• «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mateo 5, 8).

• «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5, 9).

• «Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos» (Mateo 5, 10).

• «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros» (Mateo 5, 11-12).

• Las metáforas de sal y luz (Mateo 5, 13-16), que operan como introducción a la siguiente sección.

• Un gran discurso conocido como la Antítesis de la Ley, que presenta una antítesis en la cual Jesús expande y adapta la Ley de Moisés (Mateo 5, 17-48) y contrapone al lema «ojo por ojo, diente por diente», el amor a los enemigos.

Capítulo 6

• Un largo discurso que trata los temas de la limosna, la oración y el ayuno. En él se condena a quienes practican estos actos para obtener la aprobación de la gente, no realizándolos por una actitud real del corazón. El discurso condena la superficialidad del materialismo y la religiosidad hipócrita.

• Dentro del discurso está el Padre nuestro, que se presenta en Mateo como un ejemplo de una correcta oración. Lucas lo inserta en un contexto diferente.

• La confianza en la Divina providencia.

Capítulo 7

• Un discurso que trata sobre el error de enjuiciar a los demás antes de juzgarse uno mismo.

• El resto del capítulo 7 trata sobre:

• No dar «lo santo a los perros» (Mateo 7, 6).

• «Pide y recibirás, busca y encontrarás, golpea y las puertas se te abrirán» (Mateo 7, 7-11).

• «Haz a otros lo que quieres que te hagan a ti», adaptación de Jesús de la llamada Regla de oro, que sintetiza la Ley de Moisés (Mateo 7, 12).

• El camino delgado y difícil lleva a la vida, el amplio y fácil lleva a la destrucción: muchos toman el camino fácil y pocos encuentran el camino difícil (Mateo 7, 13-14).

• Tomar cuidado de los falsos profetas: son lobos con piel de oveja; por sus «frutos» se les conoce; el buen árbol no produce mala fruta y el árbol malo no puede producir buenos frutos (Mateo 7, 15-20).

• Hacer la voluntad de Dios Padre en lugar de solo invocar el nombre de Jesús (Mateo 7, 21-23).

• «Quien quiera seguir estas palabras construirá sobre roca y sobrevivirá; quien no, construye en arena y será destruido» (Mateo 7, 24-27).

• Epílogo (Mateo 7, 28-29).

 

3. Interpretación

Uno de los debates más importantes sobre el Sermón consiste en determinar cómo debe ser aplicado en la vida diaria. La defensa de la completa falta de resistencia es incompatible con la supervivencia en la sociedad humana, y es por ello que todos los grupos cristianos han desarrollado formas no literales de interpretar y aplicar el Sermón. McArthur lista doce escuelas básicas de pensamiento sobre este tema.

• La visión absolutista, que el Sermón debe ser tomado literalmente y debe ser aplicado universalmente por todo aquel que quiera seguir a Jesús, por lo que denominan a su visión "seguimiento a Cristo". Portavoces de esta son las Iglesias de Paz y, en el pasado, entre otros, Ignacio de Antioquía2​ Policarpo de Esmirna, Ireneo de Lyon, Tertuliano, Orígenes, Prisciliano, Pedro Valdo, Francisco de Asís, Menno Simons, Jacob Hutter y otros anabaptistas, los cuáqueros,3​ León Tolstói y Dietrich Bonhoeffer4​ quien escribió que existen innumerables posibilidades de entender e interpretar el sermón del monte; Jesús sólo conoce una: ir y obedecer.5​

• Es un método común simplemente modificar el texto del Sermón. En tiempos antiguos esto se hacía alterando el texto del Sermón para hacerlo más llevadero. Algunos escribas cambiaron el "ama a tus enemigos" por "ora por tus enemigos".

• Suele encontrarse la postura llamada visión como hipérbole, que argumenta que lo dicho por Jesús es una hipérbole y que su aplicación en la vida real debe ser más de "bajo tono".

• Cercanamente relacionados con las interpretaciones anteriores, existe la visión de principios generales que argumenta que Jesús no estaba dando instrucciones específicas sino principios generales que uno debe observar al comportarse. Las instancias específicas citadas en el Sermón son ejemplos simples de estos principios generales.

• La visión del doble estándar es la posición oficial de la Iglesia católica. Esta idea divide las enseñanzas del Sermón en preceptos generales y consejos específicos. Preconiza que la obediencia a los preceptos originales es esencial para la salvación, pero la obediencia a los consejos sólo es necesaria para alcanzar la perfección. La gran masa de la población sólo debe preocuparse de los preceptos y los consejos del sermón deben ser seguidos solo por unos pocos piadosos como los clérigos y los monjes. Esta teoría fue iniciada por San Agustín y desarrollada más tarde por Santo Tomás de Aquino.

• Martín Lutero rechaza la aproximación católica y desarrolla un sistema de dos niveles refiriéndose a ellos como la visión de dos realidades. Lutero divide el mundo en dos realidades seculares y religiosas y argumenta que el Sermón sólo se aplica a lo espiritual.

• Otros reformadores expusieron la visión de la preparación para la gracia, según la cual la intención del sermón del monte no es ser obedecido, sino demostrar a los humanos su incapacidad para imitar a Dios y llevarlos a aceptar bajo ese peso aplastante que solamente pueden salvarse por un regalo de Dios.

• Al mismo tiempo, la Reforma Protestante comenzaba una era de crítica bíblica encabezada por la visión de la analogía de la escritura. Una lectura más cercana de la Biblia muestra que muchos de los preceptos más rígidos del sermón fueron moderados por otras partes del Nuevo Testamento. Por ejemplo, mientras Jesús parece prohibir todo juramento, Pablo los utiliza al menos dos veces, por lo que la prohibición del Sermón tiene algunas excepciones.

• En el siglo XIX se desarrollaron muchas nuevas interpretaciones. Wilhelm Hermann adoptó la noción de actitudes, no actos que provienen de San Agustín. Esta visión asegura que Jesús no está diciendo cómo debe comportarse un cristiano, sino cuál debe ser su actitud. El espíritu detrás del acto es más importante que el acto en sí.

• Albert Schweitzer popularizó la visión interina ética. Esta teoría muestra a Jesús convencido de que el mundo iba a terminar en un futuro muy próximo. Por tanto, la supervivencia en el mundo no importaba, ya que en los últimos tiempos lo material sería irrelevante.

• En el siglo XX otro pensador alemán, Martin Dibelius, presentó una visión más, también basada en la escatología. Su visión de voluntad divina incondicional consiste en que la ética detrás del Sermón es absoluta e inquebrantable, pero el estado de vileza actual del mundo hace que sea imposible vivir de acuerdo con eso. Los humanos pueden intentarlo, pero es inevitable fracasar. Esto cambiará cuando se proclame el Reino de Dios y todos sean capaces de vivir en santidad.

• Otra visión escatológica es el dispensacionalismo moderno. Divide la historia humana en una serie de épocas de dispensa. Hoy vivimos en un periodo de gracia donde las enseñanzas del sermón son imposibles, pero en el futuro milenio veremos un período donde sea posible vivir con ellas. Entonces, cumplimentarlas será un requisito de la salvación.